TOXI: Una serie para gente cansada es una comedia absurda sobre el caos de trabajar en un entorno donde todo parece importante pero nada se entiende del todo. En medio de proyectos de realidad virtual, herramientas con siglas imposibles y un ecosistema laboral plagado de personajes desconectados de la realidad (o demasiado conectados a otras), Romina intenta sobrevivir, entender de qué se trata su trabajo y, si es posible, ganarse un lugar en TOXI.
La serie sigue su recorrido dentro de esta empresa tecnológica extraña, donde se cruzan Johny —una especie de gurú sin gurudez—, los científicos Chacho y Chano —que hablan en idiomas dudosos y desarrollan apps confusas— y Ruben —el supuesto jefe, maestro del truco y la metáfora existencial—. A través de simulaciones en VR, documentos que no se pueden abrir y reuniones que rozan el delirio, Romina busca algo parecido a un propósito… o por lo menos una explicación.
Cada episodio es una mezcla de sketch, ficción corporativa, tutorial fallido y reality emocional. TOXI no explica cómo funciona una startup, ni cómo se programa, ni cómo se gestiona. Pero sí muestra lo que se siente estar ahí: confundido, cansado, medio asustado y, a veces, peligrosamente cómodo.
Juan Segundo Quiroga