Un viernes a la tarde le digo a mi amigo Toto Bakan, mánager de la fiesta Leoparda, que se venga a la oficina TOXI. Él tenía programado arribar sobre el final de la jornada y me preguntó:
—¿Qué onda? ¿Se mueven las “cachas” después?
—No amigo, proyectamos la peli y terminamos temprano.
Con TOXI habíamos hecho dos eventos los años anteriores. Generalmente lo que hacíamos era proyectar un corto, comer algo y nuestro querido amigo Fermín Delia tocaba algo de jazz con una banda armada para la ocasión. Gracias a organizar eventos de esta índole aprendí que para tocar jazz se necesita mucha experiencia y práctica pero no necesariamente se requieren horas de ensayo previas. Tocar jazz es como jugar a la pelota.
Para el año 2023 se me ocurrió una idea: ¿y si hacemos un nuevo evento que tenga un baile al final?
Toto está por venir a la oficina y se lo comento a Juanma, el otro cofundador de TOXI, que me responde:
—¿Así que van a planear un nuevo evento? Okey, yo no voy a poder participar de la reunión porque estoy trabajando, pero traten de innovar y romper los límites.
Llega Toto. Prendemos un porro y empezamos a tirar ideas sentados alrededor de la mesa. Juanma escucha desde el piso de arriba un buen rato (¿ustedes creyeron que se iba a quedar trabajando?). Baja las escaleras y nos interrumpe.
—¿Saben lo que tenemos que hacer? Hay que invitar a toda esta gente.
Y empieza a anotar toda una lista de expositores en el pizarrón de la oficina. Todos amigos nuestros y gente con la que habíamos trabajado antes. Gran parte de las personas que anotó Juanma en ese momento fueron los que terminaron participando.
—¡Pero eso es un Mamarracho! Respondió con ironía Toto.
Mamarracho es una palabra que proviene del árabe hispánico (muharráǧ) y refiere a una cosa o persona que se distingue por su ridiculez, extravagancia o imperfección. La idea original era unir el interés “nerd” de Juanma con el gusto por la “joda” de Toto. Mis gustos estaban en el medio de uno y de otro. La propuesta consiste en una jornada que comience temprano, que tenga actividades vinculadas a la tecnología y al arte y que, a medida que avanza la noche, comienza la música, humor y termina con una fiesta.
Juanma arma un flyer tentativo en Realidad Virtual. La idea es muy buena pero era muy ambiciosa. Nos hace falta lo más importante: el espacio para hacerlo.
El viernes siguiente volvemos a hacer una nueva reunión, afinamos algunas ideas más, pero seguimos sin saber en qué lugar lo podemos hacer.
Pasan las semanas, los meses, y Toto se comunica conmigo para insistir y no dejar colgado este proyecto tan lindo. Una parte del audio dice:
—Che loco, yo quiero seguir agitando con esto y salir del lugar de lo implícito.
Es importante confiar en los amigos que siguen apostando por una iniciativa cuando llega el momento de la “meseta”, ese momento en que pasa la euforia que genera el comienzo y la vida sigue con otras urgencias.
Es el mes de Mayo y con Juanma estamos en el departamento de Renato en el barrio porteño de Constitución. Es un día que no tenemos nada para hacer y, entonces, se me ocurre retomar la propuesta de Mamarracho que estaba archivada en el cajón y armo un nuevo flyer que sea un poco más preciso y que nos permita pitchear la idea para conseguir un espacio. Juanma le ajusta el diseño y toma la decisión —acertada— de imprimirlo.
Al día siguiente Juanma parte para una reunión con Dolo, artista plástica excepcional y guía espiritual, al lugar donde va a realizar una instalación hecha en Realidad Virtual en la que están trabajando. Juanma toma la decisión —acertada— de agarrar el flyer de Mamarracho impreso y llevarlo.
Juanma llega a la reunión que tiene lugar en las instalaciones de Unlock en el barrio porteño de La Chacarita. Unlock es una empresa que organiza eventos de gran envergadura para empresas e instituciones. Ellos no solo son muy eficientes y tienen mucho estilo en lo que hacen, sino que también se distinguen por su equipo de trabajo excepcional que convive en una especie de comunidad mágica.
Allí, Juanma conoce a Steve Leiman, director de Unlock y gran y generosa persona, quien le comenta que tienen ganas de transformar ese lugar en un centro cultural abierto al público.
—¿Qué tipos de eventos?— le pregunta Juanma.
—Algo vinculado al arte, la tecnología y que tenga un poco de diversión.
Mientras Steve habla, Juanma le acerca el flyer de Mamarracho impreso.
—¿Y esto?
—Un evento que queremos hacer, solo nos falta el lugar.
—¡Me encanta! Hagámoslo.
Luego de ese encuentro fortuito, Juanma regresa a las oficinas TOXI donde yo me encontraba. Le empiezo a hablar de una cosa y me interrumpe.
—Ya tenemos fecha para Mamarracho, mediados de mayo. Los de Unlock tienen pantallas, cámaras, proyectores, cascos de Realidad Virtual, nosotros solo tenemos que poner el talento.
Se nos cumplió el sueño. Nosotros teníamos una idea brillante, solo nos faltaba un mecenas generoso para llevarla a cabo y… ¡Apareció!.
—¿A mediados de mayo? Es muy poco tiempo ¡Manos a la obra!— le respondo yo.
Le comento a Toto sobre la sociedad con Unlock y reboza de alegría. Es demasiado bueno para ser cierto.
Unos días más tarde, Laura Contino, socia de Unlock, nos envía un mail. Nos dice que la propuesta de Mamarracho está muy bien pero nos pide que para la próxima reunión traigamos a las siguientes preguntas respondidas:
Cuando leo esas preguntas me doy cuenta que estoy ante un equipo de profesionales. Me entusiasmo y respondo las preguntas en una carpeta que presentamos en la siguiente reunión que tiene lugar en la sala de reuniones de Unlock.
Llegamos al encuentro Steve, Laura, Fermín, Dolo, Juanma y yo. La idea que es Unlock va a patrocinar Mamarracho como el primer evento abierto al público en sus nuevas instalaciones: espacio cultural U-house.
Repasamos el line-up, la cantidad de invitados esperados, pensamos en la logística, en la comida. Pero había algo en la presentación que a Laura le hace ruido.
—¿Gente que le gustan las actividades culturales? ¡Eso no es un “target”! ¡El “target” de este evento es gente de 25 a 35 años, de clase media, hippie y peronista!
Todos nos reímos mucho. Acordamos una nueva fecha de acuerdo a la ambiciosa tarea que tenemos por delante. Segundo sábado de julio. Yo estoy por emprender un viaje a la provincia de Córdoba para un rodaje y quedamos en juntarnos dentro de un mes. Steve aclara que a medida que se va a ir acercando la fecha nos vamos a tener que reunir más seguido.
Dividimos tareas. Yo me ocupo de hablar con los talentos, Toto de la música y, en un acto de valentía, decide que él va a ser el DJ de la fiesta, Juanma se ocupa de lo técnico, Dolo de conseguir a una ceramista y de asesorarnos con la gestión y Unlock de la disposición del espacio, de los alimentos, de las bebidas y de la seguridad.
Casi todos los expositores que propusimos al comienzo se comprometen con participar, algunos no pueden y otros, simplemente, no quieren.
Laura nos presenta a Ana, otra de las productoras senior de Unlock, con ella repasamos el Gantt (una forma de organizar las actividades de manera horizontal creada por el ingeniero mecánico Henry Gantt en 1910).
Primera semana de julio. Tenemos casi todo listo. Prácticamente todos los expositores logran conocer el lugar, elegir su horario y el espacio en que van a desarrollar su actividad. A medida que se acercan los días van pasando cosas locas. Sol Despeinada cancela una invitación a un congreso feminista en Zimbabwe para participar. Nano Catalá propone invitar a Barby García para que haga masajes eróticos con cremas de CBD. Barby nos contacta con el grupo chileno ‘Las clito’ que traen un clítoris inflable de 3 metros x 3 metros. Demi Roch nos propone convocar a la bailarina Ailín Bars quien, a su vez, invita a Tolch para que proyecte una kinect sobre su cuerpo. Se expande el efecto dominó. La locura es total.
Pero cuando falta una semana surge un problema. Steve me llama por teléfono.
—Venimos bien con la organización, pero vemos que estamos flojos con la comunicación. No podemos exponernos a que vengan solo 20 personas, ¿no ves la posibilidad de pasarlo más adelante?
—No puedo, me voy de viaje, además, tenemos a todos los expositores confirmados, sería un papelón.
—Okey, tomémonos el finde para ver qué hacemos.
La intensidad escala. Yo quiero que venga todo el mundo pero dudo sobre el alcance de la convocatoria. Toto se pone muy nervioso. Juanma sostiene que no importa la cantidad de invitados. Dolo media entre ambas posturas. Acordamos en agitar y acomodar mejor el flyer para que quede más claro (era un verdadero Mamarracho). Disponemos la siguiente organización:
Decimos darle para adelante, nuestro mayor activo es que tenemos a toda una enorme cantidad de expositores confirmados. Nuestro mayor capital es el humano. Lunes por la mañana me llega un mensaje de Steve.
—Okey, démosle para adelante, pero esta semana vamos con todo.
Nos instalamos en Uhouse. Recibimos gente y agitamos invitaciones a troche y moche. Redes sociales, Whatsapp y boca en boca. La expectativa crece y crece, pero la cantidad de entradas que disponemos a través de Eventbrite no se mueve mucho. Nuestro objetivo es convocar a 150 personas.
Faltan dos días. Creo que llegamos a vender 20 entradas. Bajamos el precio, regalamos varias.
Llega el día. Sábado 15 de julio. Al mediodía tenemos casi 100 vendidas, okey, estamos más a menos cubiertos, pienso. Ese día me lo reservo para mi. Voy a una peluquería dominicana y me compro. Me empiezan a llegar mensajes.
—No puedo sacar más entradas.
Se agotaron las 150 entradas. Aumentamos 50 más, se agotan. Aumentamos otras 50, se vuelven a agotar. En una semana, pasamos de pensar en cancelarlo por falta de convocatoria a estar sobrepasados de convocatoria.
Llego a las 6 de la tarde. Juanma ya está ahí desde temprano para preparando todo, lo mismo Toto y el personal de Unlock. La gente llega, circula y se va. Al principio es un poco caótico pero se va acomodando. A diferencia de lo que pensamos al principio, el bloque 1 funciona casi a la perfección, pero los bloque 2 y 3, se nos estira en tiempo y perdemos un poco de público que podríamos haber retido.
En balance es más que positivo. Mamarracho es un éxito. Las felicitaciones y las alegrías rebosan por todos lados. Al final de la jornada terminaron ingresando 50 personas más a la fiesta que no pudieron sacar la entrada por Eventbrite. Terminamos casi duplicando el objetivo que nos habíamos propuesto.
Creo que la clave del éxito de Mamarracho estuvo en abarcar en una jornada tantas actividades y tantos intereses, desde lo “nerd” hasta la “joda”. Eso permitió abarcar a un público tan amplio que se fue renovando a lo largo de toda la noche.
Hay que darle importancia a los chistes, porque de ahí surgen buenas ideas. Y se pueden volver realidad.
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